top of page

Residencias: ¿Un monstruo que se avecina?

Actualizado: 23 sept 2020


Los años de práctica clínica (IAR y residencias), son un momento crucial para que los médicos y médicas en formación pongan en práctica los conocimientos vistos a lo largo de la carrera y desarrollen su identidad profesional. De esta manera se consolida, transforma y crea la identidad y eticidad del médico general y especialista. Además se forjan códigos morales y normativos que propiciarán la modificación de su interpretación del mundo y la forma en la que se sitúa en él.


Mucho se dice sobre las residencias. El objetivo de este artículo es poner sobre la mesa la evidencia que hay sobre cómo se vive esta etapa y que se estudió y analizó sobre la temática.


Tras una búsqueda exhaustiva de información acerca del maltrato y violencia que se vive en las residencias, hallamos dos trabajos realizados en distintos hospitales de CABA y GBA de los años 2005 y 2019 en los que se encuestó a residentes de distintos años y especialidades.

En el primer trabajo (Mejía et al., 2005), fueron encuestados 322 residentes (178 mujeres y 144 hombres). El 89% de los residentes refirió haber recibido algún tipo de maltrato (No se encontraron diferencias entre los centros participantes: Hospital de Clínicas José de San martín, Hospital General de Agudos Dr. Ignacio Pirovano y Sanatorio Municipal Dr. Julio Méndez). El 75% de los residentes refirió haber sufrido críticas por no realizar tareas administrativas, 64% haber recibido gritos, 57% haber sido humillado en público por sus errores, 13% haber sido amenazado con sufrir perjuicios físicos, 10% haber recibido comentarios no deseados de índole sexual, 7% haber sido expuesto a material de contenido pornográfico sin haberlo solicitado, 15% refirió haber sufrido golpes, empujones y 10% haber sufrido discriminación religiosa o racial. Los responsables del maltrato referidos con mayor frecuencia fueron: residentes superiores (26%), jefes de residentes (19%), médicos de planta (14%), jefes de sala (8%) y enfermeros (8%). La imposibilidad de contar con tiempo para satisfacer necesidades elementales como dormir o comer adecuadamente fueron referidas por los residentes con una alarmante frecuencia (el 44% de los residentes señaló este ítem).

Frecuencia con la cual los residentes sufrieron distintos tipos de maltrato.

Fuente: Mejía et al., 2005.


Este nivel de maltrato, afirman los mismos autores, es similar al encontrado por otros investigadores en los Estados Unidos de Norteamérica, el Reino Unido y Canadá.

En 2019 se encuestó a 183 residentes que formaban parte del Curso Bianual de Cardiología de la Sociedad Argentina de Cardiología. El 100% dijo haber recibido algún tipo de maltrato. Ser humillado y recibir gritos por un error cometido son las formas de maltrato mencionadas con mayor frecuencia. Un residente superior, un paciente y/o los familiares del mismo, fueron señalados como los responsables de las agresiones recibidas (Galli, et al., 2020).


Hoy en día, muchos docentes de medicina y profesionales que están en contacto con estudiantes y residentes, además de gozar de su pequeña cuota de poder, adhieren a creencias tradicionales tales como “lo que no te mata te fortalece” o “la letra con sangre entra”. Por su parte, muchos residentes justifican la violencia porque consideran que no existe otra manera de incorporar tanto conocimiento y habilidades en un tiempo tan breve. Cuando ciertas prácticas se mantienen en el tiempo tendemos a naturalizarlas y a invisibilizarlas, en muchas circunstancias, para poder tolerarlas. Pero cuando cuestionamos aquello que quedó oculto en un silencio incómodo, notamos que el único sustento que tiene es que “siempre se hizo de esa manera”.


Los médicos y médicas en formación se enfrentan en esta etapa con una realidad que suele resultar contradictoria y difícil: el maltrato en sus diversas formas (verticalismo, exceso de carga de trabajo, tareas no profesionales asignadas, etc.), la constante subvaloración por parte de superiores, las humillaciones por errores cometidos, la falta de supervisión capacitante y la asignación salarial insuficiente para cubrir necesidades. Consejo & Viesca-Treviño (2008) explican este fenómeno como una “desidealización traumática”, al verse insertados en un sistema (vida real), que los frustra, desilusiona, que pone en duda su autopercepción y autoestima, sus expectativas, entre otras cosas.


No es casual, entonces, que la medicina sea una de las profesiones más afectadas por el estrés laboral, la sobrecarga de pacientes en la consulta, la deprivación del sueño por guardias agotadoras, sueldos insuficientes, a lo que se le suma competitividad académica. Esto pone en riesgo la salud mental, vida social y la imagen de la profesión médica. Creo que todos y todas escuchamos alguna vez las típicas reacciones por parte de familiares y amigos/amigas cuando mencionamos la carrera elegida: “Uh, hay que tener vocación para estudiar algo así”, “¿Medicina? Mira que tenés que estudiar un montón y te morís de hambre”, “Disfrutá ahora que después se te va a terminar la vida social”, “Ojalá cuando seas médico/a sigas siendo persona”, etc.


Se estudió y comprobó que la persistencia crónica de este desajuste laboral y el alto nivel de estrés experimentado puede provocar el llamado Síndrome de Burnout o desgaste profesional, depresión y/o ansiedad.


Galli, et al., (2020) postulan que se necesita un cambio en los “usos y costumbres” tradicionales de las residencias y servicios de salud. Numerosas publicaciones hacen alusión a dos tipos de intervenciones: a) modificaciones institucionales y de las condiciones del ambiente de trabajo y b) entrenamiento individual en estrategias de afrontamiento del estrés (gestión de las propias emociones y desarrollo de la capacidad de resiliencia). Las universidades y las propias instituciones sanitarias deberían promocionar programas específicos para el desarrollo de estrategias de afrontamiento: fortalecimiento de la inteligencia emocional y resiliencia, generación de redes de apoyo y promoción de las relaciones sociales.


Un hecho –no tan – paradójico y frecuente en el ámbito, es que los y las residentes que en sus primeros años fueron víctimas de violencia, proceden a aplicarla de la misma manera al “subir” de categoría (Mejía et al., 2005). Pareciera que, frente a la falta de herramientas para manejar situaciones tan estresantes como la vida y la muerte, la única salida que se encuentra es perpetuar el sistema de maltratos. Este régimen instaurado repercute tanto en el desarrollo profesional como en el trato hostil que se termina teniendo hacia el paciente fundamentalmente, y sus pares.


El maltrato en las residencias médicas es nuestra pandemia. En los pocos –hacen falta muchos más – estudios realizados en Argentina y el resto de Latinoamérica, vemos patrones claros que nos hacen pensar que es necesario un cambio. La existencia de autores planteando soluciones es un grito de esperanza para nuestros oídos.


La idea de esta lectura es generar un piso de reflexión, pero nunca un techo. Es decir, por un lado brindar el espacio para conocer y cuestionar ésta realidad. Pero también invitar a que no quede solo en una instancia de reflexión, que nos permita tener un rol más activo en la transformación de estas prácticas, llevando el espíritu de cambio de una realidad que hemos sufrido o vamos a sufrir. Depende de todos y todas construir un ambiente educativo y laboral más ameno e igualitario, con menos violencia y un enfoque más humanitario.


Por Oxyuris Rimbombante.


Artículos mencionados


- Consejo, C., & Viesca-Treviño, C. (2008). Ética y relaciones de poder en la formación de médicos residentes e internos: Algunas reflexiones a la luz de Foucault y Bourdieu. Bol Mex His Fil Med11(1), 16-20.


- Mejía, R. M., Diego, A., Alemán, M., Maliandi, M. D. R., & Lasala, F. (2005). Percepción de maltrato durante la capacitación de médicos residentes.


- Galli, A., Gimeno, G., Lobianco, M. D., Swieskowski, S., Grancelli, H., Kazelian, L., ... & Duronto, E. A. (2020). Maltrato en la formación médica: situación en las residencias de cardiología. Revista Argentina de Cardiología88(1), 48-54.


- Carrillo-Esper, R., & Gómez-Hernández, K. (2018). Bullying durante el pre y posgrado de la formación médica. Médica Sur21(4), 172-176.

 
 
 

Comments


bottom of page